lunes, 30 de noviembre de 2015

ESPECIALES- DOSTOIEVSKI Y LOS TRABAJOS FORZADOS EN LA SIBERIA DE LA RUSIA IMPERIAL

Siberia es la parte asiática oriental de Rusia. Hasta comienzos del siglo XIX era una zona poco habitada, ya que la mayoría de la población se encontraba en la Rusia europea. Ya en la segunda mitad del siglo XIX ocurrieron grandes cambios y comenzó un proceso de progreso en la región. Una importante inmigración ocurrió hacia ese territorio, motivada por la abolición de la servidumbre (1861). Y sobre todo por la construcción del Ferrocarril Transiberiano, promovido por el emperador Nicolas II. Ese nuevo medio de transporte ligaba a Siberia con el resto del Imperio.
El Kátorga era un sistema penal que se aplicaba en los tiempos de la Rusia Imperial. Los criminales eran condenados y enviados a realizar trabajos forzados en Siberia. Este hecho contribuyó, sin lugar a dudas, en el aumento de la población en esa zona. Generalmente los condenados eran obligados a trabajar en las minas o en la construcción.
Existían tres categorías de trabajos forzados, según la duración de la condena: la primera era la de los condenados a prisión perpetua o a más de doce años de prisión; la segunda, la de los condenados de 8 a 12 años; y la tercera, la de los condenados a menos de 8 años de trabajos forzados. Los que pertenecían a la primera categoría, generalmente trabajaban en las minas; los de la segunda, en la construcción de fortalezas; y los de la tercera, en las usinas.
Cuando joven, en escritor Fiodor Dostoievski (1821-1881) había hecho amistad con un joven de 26 años, de ideas socialistas, llamado Mikhail Butachévitch Petrachévski, quien realizaba reuniones en su casa los viernes por la noche para hablar de política. Luego de una de esas reuniones, Dostoievski fue detenido y acusado de conspirar contra el emperador Nicolas II. El escritor fue preso y condenado a muerte, pero cuando ya se encontraba fuente a los fusiles, llega un mensajero, anunciando que el emperador había cambiado la resolución y que lo enviaba a realizar trabajos forzados en Siberia. Con la muerte de Nicolas II en 1855, Alejandro II, su hijo, asume el trono. Éste abolió la servidumbre, lo que permitía al escritor retomar su vida y volver a su casa.
Toda esa experiencia que el escritor ruso pasó en Siberia, la plasmó en más tarde en un libro aterrador: Recuerdo de la casa de los muertos, en el que cuenta con lujo de detalles la vida y las condiciones en ese lugar. Ese tema también aparece en su novela Crimen y castigo en la que el protagonista, Raskolinkov, es enviado a Siberia a cumplir su condena por haber matado a una vieja usurera.

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